Elegantemente

Entonces lo mire a los ojos por última vez,
y no vi nada.

Cayó una lágrima, y esboce una sonrisa
al mismo tiempo, por que no todo era
tristeza.

Y respondi con mil caricias
a cada una de sus cachetadas.

Y me fui callada, sin decir nada, en
puntas de pie, para no despertarlo.

Y lo odie por última vez

Y le desee lo mejor

Y le regale un pensamiento y un
sueño, que es lo único que me dejo
darle.


Y le escribí el último verso.


"Ahora tenés que nacer", me dijo
una voz...

Y yo la escuche.