El poeta va tras
la mujer, como va el niño
tras la curiosidad que lo empuja en
sus ansias del mundo y de los objetos.
Su Yo es un collage de perfumes,
de rostros, de imagenes, de miradas,
de voces y deseos.
Su lugar
es la pregunta, la pregunta que
no sacia y que no cesa.
Y en su pregunta se extravía, se encuentra
y vuelve a extraviarse.
Mas que artista, el poeta es un huérfano,
un paria, un deslocalizado.
La mujer es quien le da un nombre.
Esos vestigios de feminidad que
deja la musa tras sus pasos...
Son su mundoAquel que encarna la pregunta por lo
femenino...
Es rebelde por naturaleza
pero sin causa, por efecto de la letra.
¿Que es un poeta sin sus mujeres,
mas que un loco jugando a las
letras?
¿
Comprender la genialidad, mas no obturarla
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