Subscribe Twitter Facebook

domingo, 2 de mayo de 2010

El justificacionista


El justificacionista se despierta muy temprano y desayuna su te
con leche descremada y sus dos tostadas de pan de salvado con
queso untable.
A continuación se baña, se afeita, se cambia y sale al balcón
de su confortable departamento, coloca cuidadosamente una
colcha en el suelo, se arrodilla en ella y comienza a realizar el
saludo al sol, como cada día antes de irse a la facultad.
Luego sale de su edificio, les mira el culo a un par de vecinas que
vienen de correr en el parque e intercambia un par de palabras con
ellas para disimular la escena grotesca dando esa apariencia de cordero
tan inconfundible, esbozando algo así como:"que linda mañana
chicas, hermosa para salir a correr", y las ingenuas se sonríen y se
dicen para ellas mismas:" Que hombre tan cortes, ya no quedan
como él".
Sale como si fuera a comerse el mundo, seguro, altivo:
espalda derecha, mirando al frente, semblante de ganador absoluto.
Comienza a caminar las 10 cuadras que tiene de trayecto de de su
casa a la facultad pensando en todos sus planes y proyectos: en
cuanto tiempo le llevara lograr que Julia salga con el, en el tiempo que
le implicara convencer a Juan para que lo acompañe en el
emprendimiento de ese proyecto que anhela realizar desde hace
tiempo, en estrategias nuevas para conocer chicas, en tácticas para
caerle bien al profesor de esa materia que no le gusta y que no tiene en
sus planes sentarse a estudiar. Y, finalmente, en los argumentos que
dará a sus padres para que le mantengan los estudios un año más sin
tener que salir a trabajar.
El justificacionista se devana pensando en cuanto más podrá justificar
su existencia sin que los demás lo noten, sin que sospechen,sin que lo
descubran
. Pero a pesar de que la ansiedad lo corrompe, no titubea el
paso y se llama a la calma, por que sabe que todo esta bajo su control
y que todavía no ha habido quien lo delate. Y se sonroja, regocijandose
de su indudable astucia.
Llegando a un semáforo, ve una nena muy pobre pidiendo limosna,
ella lo mira con ojos tristes, el la mira, pero no quiere verla y se dice
para sus adentros que la miseria no existe, que es solo un estado
producto de malas acciones anteriores. Se lava las manos igual que
Pilatos, como lo hizo toda su vida. Y continua camino mientras sigue
planeando su vida.
El vive así, haciendo castillos en su cabeza, de dogma en dogma,
de cama en cama, de fiesta en fiesta, de ficción en ficción.
Por que si hay algo para lo que es bueno, es para crear ficciones.
Ya cuando va a doblando la esquina, divisa la facultad y empieza
a pensar en su futura profesión, y un nuevo aire de soberbia lo inunda
cuando se siente en los zapatos de un futuro doctor, e imagina el
momento, el instante del reconocimiento de sus padres, de sus
hermanos, de sus amigos y de su futura mujer.
Pero de repente, un estruendo ensordecedor lo paraliza, seguido
de un ardor insoportable en la espalda. Todo se vuelve confuso,
siente que las piernas no le responden, flaquea y cae de rodillas al
suelo. No entiende que pasa, esta asustado, su pulso se acelera,
la gente se acerca corriendo y las mujeres gritan. La multitud lo
asfixia y ve tantas caras, aunque ningún rostro familiar le
devuelve la mirada.
Escucha voces, pero no distingue palabras, esta como ensordecido,
hasta que finalmente no puede sostenerse mas de rodillas, su tronco
cae hacia adelante por inercia y su cara se estampa contra el asfalto
sucio y frio.
Le viene a la cabeza la imagen de la nena que pedia limosna cuadras
antes, siente a su pulso debilitarse, los párpados comienzan a pesarle
y las figuras de las personas que lo rodean empiezan a parecer vagas ahora.

Todo es como un sueño.

Pero su último pensamiento es claro, cristalino como el agua:
ser nada.

1 comentarios:

EscamaRoja dijo...

El triunfo, regocijarte y dulce, adictivo... pero le dio un paro al corazón por gil por ortiva.
No hablando en serio es... un edificador de excusas muy desafortunado. espero no desmayar en la calle.
Me gustan estos "cortitos".
El sentido de las cosas se hace ínfimo al momento del ocaso.
Mi alabanza mi querida, cmo siempre.

Publicar un comentario

 
Powered by Blogger