La condena de Narciso

La busque en el aire, la respire
apasionadamente de una bocanada
y me llene los pulmones
con su misterio, con su aroma a ámbar

La rastree entre los mares, me hundí
en la profundidad de su mirada, me adentre
en el misticismo de todas sus riveras.

La busque en la tierra, en las raíces de los árboles,
en la inconmensurabilidad de los vastos paisajes, en la
tranquilidad de los cerros, en la humedad de las grutas,
y hasta en la soledad y el desasosiego de los desiertos

La llame de muchas formas, de mil maneras.
le regale los nombres de todas las mujeres,
de todos los tiempos, de todas las razas.

La pensé interminablemente, con locura,
obsesiva, maniacamente, horas, días, años
hasta el cansancio, hasta el hartazgo

La posei descaradamente y sin culpa
en un acto canibalista total y perverso
cada vez.

Y la hice verso, la mate a poesía, la inquirí en
la prosa, en la rima y en el verbo.

Permute sus nombres hasta que ya no hubo
sentido, hasta tocar el vació

Finalmente un día mire a mi costado y
allí estaba; callada,sumisa, impoluta,
aunque real.

Me di cuenta que había estado siempre allí.

También descubrí que entre ella y
yo existía un abismo indescifrable,
infranqueable.

Entonces, la seguí buscando...