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martes, 22 de diciembre de 2009

Cuento de Navidad


Erase una vez un buen hombre que en una navidad de las tantas que ya había vivido pidió un deseo y a cambio de que se le cumpliera juro no volver a pedir nada más.
Frente al árbol, esa noche, minutos antes de las doce se decidió a expresarlo al mismísimo Dios.-"Señor te pido que me concedas una hija mujer y me dejes vivir hasta sus 15 años de edad, si me lo concedes oh buen Dios, te juro que nunca más te pediré nada, con eso habrás llenado de dicha mi vida".
El hombre confió en que había realizado suficientes obras de bien,como así también en que había pagado sus deudas para con el altísimo por lo que esperaba con fe que Dios le concedería este único deseo.
Paso el tiempo y este buen hombre conoció a una buena y bella mujer a quien decidió desposar. Primero gestaron un varón, pero la fortuna no quiso que llegara al mundo con vida y falleció en el útero materno.
Pasaron algunos meses y finalmente gestaron a una niña. El hombre destellaba en felicidad y regocijo pues su único deseo iba a cumplirse, pero al mismo tiempo sabia que no le estaba permitido pedir nada más.No dejo que el temor lo inundara, pues estaba determinado y abrazaría con alegría su suerte, después de todo él mismo se la había creado.
Un viernes de primavera "la princesa" como él la llamaría, llego.Tenia los ojos y la mirada de su padre. No había duda Dios había cumplido.
Pasaron los años, la princesa fue creciendo lentamente y de golpe, por momentos.Era traviesa, inquieta y cuando comenzó a hablar también empezó a contestar y a decir a viva voz lo que pensaba y a pedir a reclamar lo que por ley ella creía que le correspondía. La madre le decía a su esposo: "viste vos querías una hija mujer, mira ahora como te tiene, te manda como quiere". Pero a el sinceramente no le importaba.Para él su hija era los más hermoso del mundo y todo lo que pidiera debería serle concedido.
Dedico sus años a consentirla, a llevarla a paseos , a comprarle helados, a llevarla al circo, al cine, al parque, al teatro y al ballet.La llevó a fiestas, a cenas y a bailes.Le hizo conocer el mundo y le enseño a pensar con libertad y con criterio, a ser honesta y digna, a no perder nunca la elegancia y a no dejarse avasallar por nadie.Le dió escudos, armas y también flores para enfrentar la vida.
Finalmente llego el día; se cumplieron los 15 años de vida de la princesa y el buen hombre sabia lo que le esperaba, sabia que Dios era un hombre de palabra como él mismo lo era así que con una mezcla de temor, júbilo y resignación se preparo.
El día del cumpleaños de la princesa le escribió una carta en la que le dijo: "Hija espero que se cumplan todos tus deseos; los mios se cumplieron el día que naciste" y con esas palabras selló su destino.
Tres meses después el buen hombre partió para no volver jamás.
Ese hombre era mi padre y ese deseo soy yo.



Este post esta dedicado a todos los privilegiados que como yo pudieron "tener un padre".

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