Decidir a veces no implica
una elección, muchas veces
surge casi como una
imposición.
La vida y sus viscicitudes,
las contingencias, las faltas
y las carencias.
A veces solo nos queda
erigirnos monstruos.
Y comer, para no ser
comidos...
Llevarnos el mundo por
delante, como si fuera
posible, como si existiera.
Asumir que el pasado no existe,
y que el futuro es posibilidad.
Creer lo imposible, salir del
encuadre, olvidarse del
tiempo.
Apostar al equivoco, al lapsus,
al sueño.
Alimentarse del sueño...
Y entregarse al torrente
Los extremos nunca son
buenos, pero a veces
ayudan.
Decidir a veces no implica
una elección, muchas veces
surge casi como una
imposición...
“El río me lo enseñó a mí y también a tí te lo enseñará. El río lo sabe todo y todo se puede aprender de él. Del río ya has aprendido que es necesario lanzarse hacia abajo, descender, buscar los bajos fondos. El rico y distinguido Siddharta se convierte en remero; el sabio brahmán se convierte en barquero. El río te ha enseñado esto. También lo demás lo aprenderás del río”. (Sidharta, Herman Hesse)
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