Sobre la locura: un caso real

El loco Juan se escapaba religiosamente del loquero todos los días
cada vez que veía una oportunidad. Alguna puerta abierta que daba
al patio, alguna ventana mal cerrada, algún agujero en el techo.
Esto se había hecho costumbre y los enfermeros ya cansados de la
situación se pasaban la pelota a ver quien iba a ser el rescatante
del día. Los muchachos estaban cansados de correrlo por toda la
huerta y de tener que convencerlo de volver al loquero.
El espectáculo ocurría cada día sin excepción y cada enfermero
tenia estudiada su estrategia de rescate: Alberto lo corría y una
vez que lo alcanzaba lo convencía para volver con caramelos media hora,
que son una mierda, pero eran lo mas parecido a una golosina que se
podía encontrar en el loquero. Eduardo, un poco más ortodoxo apelaba a
las amenazas de castigo: pasar tres horas en el calabozo, duchas de agua
helada o quedarse sin cenar. Por citar algunas...
El loco Juan, que estaba loco y no acataba premio o castigo alguno,
mas que momentaneamente, se seguía escapando y seguía siendo
rescatado por los enfermeros, día tras día.
Un día x el loco Juan como de costumbre, se escapo y le toco al
enfermero nuevo irlo a buscar. "Anda vos pibe que sos joven y
no te agitas tanto, correlo y traelo" le dijo Eduardo, el mas jovato
del grupo. Carlitos, como buen entusiasta que era salio disparando
sin demora tras el loco. Pero hete aquí que así, sin pensarlo, como
llegan las mejores ideas, se le ocurrió pasarlo. Lo alcanzo, pero no
lo agarro, ni le prometió premio o castigo alguno, simplemente siguió
corriendo... Era rápido el Carlos.
El loco se quedo perplejo...
Esa fue la ultima vez que Juan se escapo del loquero. No me pregunten
por que.

Moraleja: Al parecer el buen estratega no es quien consigue alcanzar
el objetivo exitosamente, si no mas bien quien consigue plantear un
enigma al objetivo. Los problemas se solucionan por fuera de la lógica,
en los campos de la enigmática.