Andaba masoquiandose la mosa por la vida,
como de costumbre. Cuando de repente dio se
cuenta de algo sumamente importante...
Ya no lo extrañaba!.
Ya no lo extrañaba a aquel zopenco mal
nacido,que la había hecho sufrir tanto a la
mocita con ese talante de mocito bravo y
atrevido. Y con esa cobardía tan pero tan
cierta como que descendia de los Inca.
El problema es que la mosa ahora andaba
en otro lió..
Resulto ser que ahorita le gustaba uno
que no solo era buen tipo, sino que al parecer
también la quería.
1 comentarios:
Genial la mocita. En hora buena por vos y por la mocita que ya no extraña al zopenco.
Te espero por mi casa
Un abrazo,
Luis Carlos
Publicar un comentario