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viernes, 15 de octubre de 2010

Las muertes de Maria Marta


Solo un amigo puede hacer nuestro retrato,
solo un hermano puede embelesarnos fielmente.
Esto lo escribió mi mejor amigo, mi hermano
del alma y lo hizo teatro, por que es artista.
Y es un halago y una radiografía, por que ve
cosas que nadie mas ve y ademas de todo
es certero... disfrútenlo!.

Las muertes de Maria Marta
(encontrando el sentido de la ubicuidad)


(Abre telón. Una silla. Una mujer sentada. Una mesa y una copa.)


En el momento en que Maria marta se aburre, la tierra traga sus pies. Los
vuelve raíces. Sus uñas atraviesan sus zapatos. Sus dedos se vuelven
espátulas. Sus suelas ya son nada. Sus piernas pilares. Sus manos caen.
Acarician el piso. Maria marta ya es inarrancable. Ya es suelo. Mas aun
el orbite tira de sus hombros. Sus codos desdoblados. Sus anillos, brotes
de plata. Brillan, se resbalan. La tierra los devora.

Entonces sus vertebras comienzan a vivir. Se asoman, curiosas, crecen. Se
quieren tomar del cielo. Quieren sobrevivir. Pero Maria Marta no las deja. No
(Maria Marta es caprichosa). Y en su desesperación por salir del cuerpo,
descienden una por una. Poco a poco.
Su columna, ahora joroba. Su pera, raíz. Su rostro, muerte. Es una muñeca
de trapo, sonrojada.

Mas sus muslos, conscientes. Se niegan a ser polvo. Se obligan a mantenerla
viva. Su pelo perfecto, intocable. Sonríe, se burla, se niega. Quieto, indomable.
Sus parpados cesan. Sus pestañas se arquean. Sus mejillas se sonrojan. Solo
Dios sabe donde esta su mente.
Y de nuevo sus ojos entran a escena. Ya son plomo, son pestañas oro (no hay
musculo que resista). Se cierran y a mitad de camino se detienen. Vaya a
saber la razón. Quizá ella no los deja. Quizá quieran pensar por si solos. Vivir,
aprender, mecerse. Quietos, atentos, intrigantes.
Y su boca, paralela, quieta también (pero cerrada).

Su espalda ya es garfio, sus uñas cepas. Sus pies maderos. Sus muslos, corteza.
Sus manos hilos. Sus brazos, trapos. Sus hombros cornisa. Su pera proa, su
nariz púa. Su sonrisa, no existe. Sus mejillas, muy sonrojadas. Su pelo, perfecto
(ni Dios lo permita).

Mas sus pupilas, están atentas. Se columpian, se humillan, hasta el triunfo
del delirio. Donde la guerra culmina. Sus ojos fenecen, las órbitas fijas, mirando
a Andromeda, alejadas. En el firmamento, cantando tal vez, actuando, quizá.
Criticando, seguramente. Y en ese instante, la mandíbula cede. Los dientes se
desprenden. La pera toca el piso, los colmillos se asoman. Y ahí, ahí es cuando
Maria Marta muere. Y ya no esta aquí entre nosotros. Abad en su propio mundo,
La boca se abre, la corona cae. Izan bandera.

Maria Marta, esta muerta.

Un caballo se asoma, un soldado grita. La batalla sigue en pie. No hay triunfador,
hay esperanzas. Y toma la corona. Peina su cabello, grita, ataca. Escudos por
delante, espadas en alto. La guerra, continua!. Su espalda, erguida. Su pera,
ascendente. Sus ojos abiertos. raíces, rotas. Piernas, sumisas. Muslos erguidos.
Dedos curiosos. Espalda, estricta. Mejillas sonrojadas.
(solo Dios sabe por que).

Y entonces. Y en un momento, la fantasía muere. Su cabeza, al frente.
Su pelo, perfecto aun. Y sus ojos alimentándose del todo, saciándose
nuevamente. Admiran, parpadean, se llenan. Viven!!. Y una vez satisfechos,
hay cruzada. La ofensiva ataca y todo sucede nuevamente.

Mientras tanto ahí esta Maria Marta, esperando su corona. Triunfante se
ensoberbece. Sonríe orgullosa. Sus dientes entran a escena, protagonizan.
Dios sabe cuando la guerra comenzara de nuevo y cuando, perecera.

Maria Marta esta tranquila. Maria Marta nunca pierde.

Y a pesar de que nadie nota sus muertes.
Solo Dios conoce el tono de sus mejillas.
Y aunque sus vasallos no lo notaron aun
Maria Marta esta en su trono con una
sonrisa altiva.

Sera por que su pelo sigue perfecto?
Solo. Solo Dios y solo ella, saben el porque.

(cierra telón)

FIN

Igor Nicolas Alvarez Cugat.

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